Datos del personaje

Trata de una pequeña niña de unos 10 años. Todo comienza con la muerte de su abuelo, el viaje de negocios de sus padres y la misteriosa casa de su abuela.
El primer capítulo trata desde los 10 años hasta los 15 de esta chica.
Imagen física de la chica, cabello color chocolate y ojos color caramelo, piel blanca como la luna, con una dulce y perenne sonrisa.
Es una chica que pasa de una monótona vida a una vida que en ocasiones, enloquece, enamora o incluso asusta. En fin, como la mayoría de las historias, pero esta es diferente, ¿por qué? Por que esta va a ser mi primera historia.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Décimo octavo capítulo. Perdí cuando gané.

Aún no lo podía creer, era mi tío. Mientras yo miraba al infinito intentando entender lo que pasaba, él se abalanzó sobre mi abuela, los dos lloraban de alegría. Cuando reaccioné, vi como ella le preguntaba entre lágrimas el por qué de la huida de su vida.
Lucas, intentaba esconder las lágrimas, pero cada vez que intentaba articular palabra las lágrimas salían solas. Entramos a casa, Ana nos miraba con cara de preocupación, ella no sabía lo que ocurría. Yo reaccioné rápidamente y la llevé a mi cuarto. Ella no paraba de negarse y de insistir en que quería estar con su padre, pero conseguí encerrarle en mi cuarto para explicarle lo poco que sabía.
-Pero, Clara ¿Por qué lloran?.
-Bueno Ana...
-Dímelo sin andar por las ramas.-Insistía ella estresada dándole vueltas a la cama.
-¡Tranquila! No es nada malo... Supongo...
Ella se paró enfrente mía y cogió mis frías manos. Entre pequeños sollozos continuó.
-Por favor, dímelo, nunca he visto llorar a mi padre, estoy destrozada...
-Bueno... Parece que... -Empecé a decir dubitativa, no sabía como reaccionaría Ana. -...Tu padre, es el hermano desaparecido de mi madre.
Ana se quedo paralizada, ya no lloraba, ni estaba nerviosa, simplemente se quedó mirando al suelo. Segundos después me miraba fijamente a los ojos, y donde había habido lágrimas ahora se encontraba una gran sonrisa.
-¡Clara, somos primas!.
No había caído en ello, pero ahora que lo pensaba, tenía toda la razón del mundo. Perdí tres componentes muy importantes en mi vida, pero gané muchos más.
Salimos corriendo del cuarto cogidas de la mano, lo más fuerte que pudimos y bajamos al salón. Allí estaban el padre de Ana y la abuela sentados en un sofá, la abuela no paraba de darle besos y abrazos, estaba realmente encantada de que él estuviera allí. Todos los demás los miraban con mirada cariñosa, menos Mimi y Nico, que no paraban de mirarme con cara de preocupación. No le di mucha importancia y me senté con Ana en otro sofá aún seguíamos cogidas de las manos.
-Lucas, dime el por qué de que te fueras de esta casa.-Dijo la abuela en un primer intento de dejar de abrazarlo y besar sus mejillas.
-Bueno, es que... -Comenzó a decir algo más serio Lucas. - Recuerdas que papá, era muy estricto, y bueno, tuve que irme porque dejé embarazada a Pilar. Pero no te asustes, ella es mi actual pareja, esposa y madre de mi única y más preciada hija, Ana.
-Pero hombre, no te tenías que haber ido, tu padre lo comprendería tarde o temprano...
-No podría haberle mirado a los ojos... En cambio, de esto me arrepentí cuando él... murió... Me enteré de pura casualidad, por que lo comentaban aquí, en el pueblo, el día que decidí visitaros, pero me dí cuenta de que ya era tarde y no me atreví a venir. Hasta hoy, cuando me han traído aquí, se me ha puesto el bello de punta, no esperaba que Rafa viviera aquí.
Al levantar la mirada, vio como muchas personas de las que, hasta ese momento no se había percatado, lo miraban atentamente. En ese momento cruzamos nuestras miradas y en un suave susurro pronunció el nombre de mi madre. Todos quedaron sorprendidos, pero supongo que la que más, yo.
Mi abuela le contó que yo era su sobrina. Él sin pensarlo se levantó y me abrazó, ese abrazo me recordó a los abrazos de mi padre, me recodó a la noche en la que mi abuelo murió.
De repente la vista se me nubló, sólo comencé a ver oscuridad. Al despertar estaba en la sala de un hospital, todos rodeaban la cama en la que me encontraba. Creo que me desmallé.
Cuando todos comprobaron que estaba bien, Mimi y Nico se quedaron conmigo. Y los demás volvieron a casa para descansar.
-Clara, tenemos que decirte algo, no te desmayaste sin razón. -Comenzó a decir Miriam seriamente.-Estamos más unidos contigo de lo que piensas, cada vez que piensas en tus padres lo sabemos.
Los dos hermanos se miraron, no sabían que hacer, hasta que Nico comenzó a hablar.
-Bueno, yo me encargo de que no estés triste por la pérdida de tus padres, ya que a ellos no les pertenecía morir en aquel momento. Después de este error, supieron que el destino nos uniría en cualquier momento, así que decidieron que yo cuidara de ti. Yo, por mi parte, se lo conté a mi hermana, y sin querer ella se convirtió en un ser como el que yo soy. Para castigarme por contarlo, quizás el destino nos separe, así que ahora depende de nosotros.
-Pero... ¿Qué ser eres tú?.

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